martes, 13 de mayo de 2014

Sobre mi

Mis papas me dieron por nombre Claudia y las estrellas se alinearon para que llegará al mundo a 2600 metros sobre el nivel del mar, en una cuna custodiada por inmensos gigantes verdes sobre los cuales se levanta el sol cada mañana.

Realmente no importa mucho como crecí, porque todos los días con un poco de testarudez y contemplado el paisaje que camino al vivir, quiero creer que crezco un poco.

¿Qué hago para vivir? Pues bueno, sigo instrucciones, como las seguimos todos o la gran mayoría. El crear mi pripio camino es parte de mi crecimiento. Por eso empecé a escribir, nuevamente, tratando de no escuchar a esa petulante voz interna, que me dice que los escritores con dislexia nunca han sido buenos.



En un afán por crear mi propio camino y dejar el piloto automático intento aplicar esta lección que me dejó uno de mis grandes maestros, Milan Kundera:

"Camino: franja de tierra por la que se va a pie. La carretera se diferencia del camino no sólo porque por ella se va en coche, sino porque no es más que una línea que une un punto con otro. La carretera no tiene sentido en sí misma; el sentido sólo lo tienen los dos puntos que une. El camino es un elogio del espacio. Cada tramo del camino tiene sentido en sí mismo y nos invita a detenernos. La carretera es la victoriosa desvalorización del espacio, que gracias a ella no es hoy más que un simple obstáculo para el movimiento humano y una pérdida de tiempo.
Antes de que los caminos desaparecieran del paisaje, desaparecieron del alma humana; el ser humano perdió el deseo de andar, de caminar con sus propias piernas y disfrutar de ello. Ya ni siquiera veía su vida como un camino, sino como una carretera: una línea que va de un punto a otro, del grado de capitán al grado de general; de la función de esposa a la función de viuda. El tiempo de la vida se convirtió para él en un simple obstáculo que hay que superar a velocidades cada vez mayores.
El camino y la carretera son también dos concepciones diferentes de la belleza. Cuando alguien dice que en tal o cual lugar hay un paisaje hermoso, eso significa: si paras el coche verás un hermoso castillo del siglo XV y junto a él un parque; o: hay allí un lago y, por su brillante superficie, que se extiende a lo lejos, navegan los cisnes. En el mundo de las carreteras un paisaje hermoso significa una isla de belleza unida por una larga línea a otras islas de belleza.
En el mundo de los caminos la belleza es ininterrumpida y constantemente cambiante; a cada paso nos dice: ¡Detente!"
Milan Kundera, La Inmortalidad, Barcelona, Tusquets, 1989, pág 267


Eso soy, una carretera inconclusa que busca convertierse en camino.

Un abrazo y que espero que disfruten del viaje junto conmigo,
Claudia

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